Houellebecq - El mapa y el territorio

24.12.2020

"...a decir verdad las relaciones humanas no son gran cosa" (p.22).

¿Houellebecq? El escritor más oscuro y mórbido de nuestra época. Es un genio también. Pero un gran profeta igualmente, profeta de la automatización en la que ha sumido el capitalismo a las sociedades modernas. No se trata de que anuncie el futuro, sino de que ve en la cotidianidad de los nombres estelares, los productos que todos consumimos día a día, los programas de TV más banales, expresiones de la podredumbre en la que la modernidad capitalista ha sumido a todas las existencias. Houellebecq anuncia la radicalización de la estupidez humana que se expresa en la defensa de los femenismos, nacionalismos, ecologismos, progresismos y la política, es decir, la política representativa liberal hecha según el criterio del objeto del consumo.

En El mapa y el territorio (2010) una de sus obras más premiadas (Premio Goncourt), Houllebecq (1956) expone sus mejores armas: la ironía, lo grotesco, la cosificación y la crítica despiadada a todo lo que huela a ideología. Como esa idea de que hay que tener la voluntad y las ganas para emprender alguna tarea que queremos desde siempre, Houellebecq la hace ver como lo que es, verborrea que sirve hoy en día para vender libros y pagar terapias: "Es curioso, podría creerse que la necesidad de expresarse, de dejar huella en el mundo, es una fuerza poderosa; y, sin embargo, por lo general no basta. Lo que mejor funciona, lo que empuja a la gente con la mayor violencia a superarse sigue siendo la pura y simple necesidad del dinero" (p.39). O el imperativo de la actualidad de que vivir en el campo es la mejor manera de liberarse. Hay que ver que en realidad se trató de la idea romántica de Rousseau que postuló para diferenciarse de Locke: "en realidad, por primera vez desde Rousseau, el campo se había convertido en una tendencia. La sociedad francesa pareció tomar conciencia de este hecho brutalmente, por mediación de sus revistas y diarios principales..." (p.78). Y saber que este espíritu de volver al campo es la idea de liberación que tiene la clase media de sí misma, que ha adquirido desde el eslogan de Michelin de la "magia del terruño" que aparece en las propagandas de la fábrica de llantas. Exacto, Houellebecq, invita a no olvidar lo que le recordó Adorno a Heidegger, que para vivir en el campo se necesita de un tractor, de un carro para ir y proveerse a la ciudad, de un empleado que ayude, es decir, se necesita reproducir la explotación a un nivel micro, o sea, el sueño es llegar a ser el explotador en vez del explotado; de eso se trata irse para el campo y tener la propia huerta.

El libro cuenta la historia de Jed Martin, pintor medianamente reconocido en el presente, que intenta hacer la obra definitiva: Bill Gates y Steve Jobs repartiéndose el mundo de la tecnología. Intenta también hacer un Damien Hirst y Jeff Koons, pero frente al cual se siente incapacitado para darle el toque definitivo. La relación de Jed con su padre atraviesa todo la novela, pero siempre intentando mostrar la precariedad de lo que llamamos familia: una familia que existe por el interés económico, una madre que se suicidó de repente, mientras el padre piensa también en su propio suicidio en Suiza debido a que tiene que hacerse un trasplante de ano. La relación de Jed con el mismo Houellebecq y con ciertos personajes de la farándula francesa atraviesan también la mayor parte de la historia.

El asunto de las dos primeras partes de la novela gira en torno al ascenso de la carrera de Jed, quien prepara una exposición de sus obras apoyado en un texto del propio Houellebecq. Hay un juego con la metaficción acá, pues, Houellebecq entra a ser un personaje más de la historia. Curioso, pero no tanto, porque se sabe que es una forma clásica en la que el autor intenta mostrarse a sí mismo. Y por supuesto, Houellebecq, se mostrará como el tipo oscuro que todos conocemos, un tipo sumido en la depresión, alcohólico y clavado en los recuerdos de coños y vaginas de la juventud. Según Houellebecq, la obra de Martin es una "breve historia del capitalismo" en la que se critica la reificación y repetición en la que están incrustradas inexorablemente todas las existencias en la actualidad. Tal vez sea el mensaje que el mismo escritor quiere dar en sus obras, pero lo cierto es que en muchos pasajes deja ver que de lo que se trata siempre para él es del goce del momento, del disfrute irracional del presente, es decir, de lo que los occidentales comunes y corrientes consideramos la felicidad:

"...hay un momento para hacer las cosas y para abrazar una felicidad posible, ese momento dura algunos días, a veces unas semanas e incluso unos meses, pero solo se presenta una única vez, y si quieres rectificar más tarde es simplemente imposible, ya no queda sitio para la esperanza, la creencia y la fe, subsiste una resignación suave, una piedad recíproca y entristecida, la sensación inútil y justa de que podría haber ocurrido algo, de que sencillamente uno se ha mostrado indigno del don que le acaban de hacer" (p.220).

Jed Martin triunfa en el mundo del arte y vende sus cuadros por millones de euros. Unos cuadros bien curiosos al comienzo, porque se trata de fotos que le toma a los mapas Michelin para viajeros. En este link se puede ver esa primera exposición: https://kochxbos.com/artist/Jed-Martin. Otra pintura especial es la que le dedicó al escritor de Las partículas elementales, que termina por llevar el hilo conductor de la trama en la tercera parte. Pintar a Houllebecq se convierte en la excusa para que Jed conozca al señor escritor y tengan algunos intercambios, concretamente, el 31 de diciembre, lo que permite que el escritor saque afuera toda su melancolía característica, todo ese sarcasmo hermoso que enternece la vida: "...el mundo se presenta absolutamente como un mecanismo racional, tan desprovisto de magia como de un interés particular" (p.235); y consejos acerca de las mujeres: "...porque tienes una mirada intensa. Una mirada apasionada. Y es eso, ante todo, lo que buscan las mujeres. Si leen una energía, una pasión, en la mirada de un hombre lo encuentran seductor" (p.152).

Después de esto aparecen los momentos más graciosos de la novela, pues, es el momento en el que el autor juega con su propia muerte. Hay unas imágenes que hacen morir de la risa, sabiendo que es él mismo el que está describiendo su descuartizamiento. Es realmente muy jocoso lo que se dice sobre la forma en que asesinaron al escritor de Plataforma. Reí y reí leyendo la cantidad de ironías que magistralmente cuentan la manera en que el escritor imagina su propia muerte. Espero que usted, si lo lee, también lo disfrute tanto como yo.

Entonces, sin entrar en más detalles sobre la historia, y para no arruinar la expectativa del que la quiera leer, hay una cosa que resulta interesante de esta novela de Houellebecq y que me gustaría mencionar. En algún pasaje de la novela hay una mención a Las cosas (1970) de George Perec, un libro en el que se muestra la determinación que pueden llegar a tener los objetos de un apartamento sobre la vida amorosa de una pareja de mediana edad. Perec es reconocido por las descripciones de lo "infraordinario", por darle importancia a cada cosa que rodea la experiencia, las mesas, los cuadros, las piedras, los zapatos, las paredes, las ropas, las lámparas, las sillas, un jarrón, un adorno. Houellebecq parece ser un discípulo de Perec en este sentido, pues, en este libro las cosas tienen un rol central, incluso, llegan a ser los termómetros acerca del temperamento de cada personaje. De hecho, es un objeto, una cosa, la que termina por llevar a su propia muerte (como personaje) y al triunfo artístico de Jed Martin. Houllebecq cavila en torno a lo que significa tener un Audi o un Mercedes, tener una cámara Samsung en vez de una Sony, todo esto es a los ojos del escritor francés algo que posee un sentido profundo. Comprarse unos zapatos puede ser la manera de encontrar un sentido en la vida. Comprar un Audi puede tomarse como una postura política en la que se toma partido por el centro.

Lo cierto entonces es que Perec y Houllebecq permiten comprender que la vida humana se ha centrado en una cualificación de la experiencia a partir del tiempo de una manera privilegiada, y es por eso que la memoria y las imágenes del pasado han terminado por constituir una cierta creencia en torno a lo que es valioso en la vida.  Privilegiamos la sucesión en el tiempo y olvidamos lo que sucede, las cosas que adornan la propia sucesión. Pero el espacio, las cosas que poblan el espacio, también pueden ser portadoras de un gran sentido, de un valor único que todavía no nos hemos detenido a pensar, puesto que hay una identificación entre el producto y la explotación capitalista. Las cosas son parte de nuestro mundo igualmente y la actitud de indiferencia hacia ellas lo único que provoca es que se desconozca el carácter profundamente industrial y productor que tiene la humanidad de nuestro tiempo. Las cosas son incluso un suplemento sin el que no podemos desplegar la experiencia ni concretar ningún encuentro y por ende algún recuerdo para la posteridad. Los objetos están hechos desde la idea de que están dirigidos para seres humanos específicos y concretos, pero la mayoría de las veces no pensamos cuál es la antropología que se esconde detrás de la elección de uno u otro producto. Los objetos que utilizamos a diario, como el celular, el computador, todo eso, configuran la propia experiencia y poseen un significado que se complementa con nuestra propia vida, ofrecen una visión del mundo cuando son tomados en su uso como una totalidad. Por ejemplo:

"...la riqueza le había envuelto de repente como una lluvia de chispas, liberado de todo yugo económico, y cayó en la cuenta de que ahora iba a abandonar aquel mundo del que en realidad nunca había formado parte, sus relaciones humanas, ya poco numerosas, iban a secarse una tras otra y a extinguirse, estaría en la vida como estaba actualmente en el habitáculo acabado perfecto de su Audi Allroad A6, apacible y sin alegría, definitivamente neutro" (p.236).

Uno podría hacer el ejercicio con los propios objetos que posee e intentar descifrar cuál es el carácter y el estado de ánimo de uno mismo del que ellos están hablando. ¿Qué significa que me haya comprado el IPhone más caro? ¿Por qué el PlayStation 5 es lo que quiero comprar para esta navidad? ¿Por qué siempre compro los zapatos de marca Adidas? ¿Por qué ese tipo de tenis y no otros? ¿Qué dice acerca de mi autoestima el hecho de que tenga que comprar un televisor muy grande? Y cosas de ese tipo...

Los objetos y las marcas también hablan acerca de una personalidad y una forma de ser en el mundo, de una política y una geopolítica. Saber eso implicaría comprender los propios hábitos consumistas e identificar un lugar de posicionamiento político en torno al mismo consumo:

"De entrada, la casa Samsung le felicitaba, no sin cierto énfasis, por haber elegido el modelo ZRT-AV2. Ni a Sony ni a Nikon se les habría ocurrido felicitarle: eran casas demasiado arrogantes, asentadas en su profesionalidad, a no ser que se tratase de la arrogancia característica de los japoneses; las empresas japonesas bien establecidas eran, de todos modos, intragables" (p.142).

Es por esto último que a cierto personaje de nuestro contexto se lo criticó por comprar una Harley Davidson haciéndose el de izquierda. No el hecho en sí mismo de comprar una Harley es lo reprochable, sino que en esa marca está resumido todo el espíritu de la hegemonía estadounidense, su geopolítica y su unilateralismo; y su ideología profunda que dice que hacer un ruido estúpido tiene algo que ver con el incremento de la virilidad. Si este tipo se hubiera puesto a pensar en la importancia del espíritu de las cosas tal vez hubiera comprado una moto china que es más cercana al espíritu izquierdista que quiere transmitir. Pero bueno, el asunto es que las motos chinas no sirven para subir la baja autoestima de un perdedor.

Hasta acá entonces de hablar sobre el libro. Solo espero que cuando usted lo lea pueda llegar a tener esa sensación tan curiosa de darse cuenta -como me pasó a mí-  de que el mapa es más importante que el territorio.  

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